Una noche hace la diferencia

El pelo revuelto y extendido sobre la almohada.

ChangMin respiró hondo y cerró los ojos con fuerza.
 

Afuera, el barullo del tráfico y la gente parecía hacerse más fuerte, la luz solar se infiltraba por las cortinas blancas y pintaba el piso de madera del departamento de ChangMin con parsimonia.

Restregó sus ojos y pensó en levantarse, pero un brazo yacía sobre su pecho, abrazándolo con fuerza.

Lo acarició. Dando masajes circulares por sobre la tibia piel.

El cuerpo a su lado suspiró aún en sueños, y una hermosa nariz chocó contra su mejilla.

—Somos unos estúpidos—sentenció.

—Feliz navidad ChangMin—susurró, con un tono somnoliento provocado por el alcohol.

—Ya sabes que soy budista—y a pesar de decir aquello, ChangMin asesinó la distancia entre sus labios y besó aquellos dulces trozos de carne más lindos y delineados que los suyos.

De haber estado en el departamento del mayor, las luces de su árbol de navidad los habrían iluminado mientras unían sus cuerpos, en un baile torpe y entregado, la fusión de sus esencias.

Pero cómo se encontraban en el departamento de ChangMin, sólo la oscuridad los envolvió, muda cómplice de sus caricias y besos profundos.

Cuando ChangMin sintió a su compañero gemir con fuerza, sólo pegó su pelvis lo más que pudo y le besó en la boca.

Las respiraciones eran lo único que se oía en la habitación.

ChangMin ya estaba viviendo su día en la mente.

Hacer un café, buscar una camisa y pantalón para asistir al trabajo, una breve llamada a la casa de sus padres, y apresurar la marcha para encontrar un buen lugar para aparcar el carro antes de que…

—Hoy es sábado, ChangMin.

Un bostezo siguió a la dulce voz.

YunHo ya sabía de antemano su mala costumbre de planificar su día mucho antes siquiera de levantarse de la cama.

No era su mejor amigo por cualquier cosa, después de todo.

—Entonces iré a ver a mis padres—respondió, sin pensarlo mucho. — ¿No harás eso tú también?

YunHo guardó silencio por un largo rato, hasta el punto que ChangMin creyó que se había vuelto a dormir.

—Si…—dijo finalmente—si, iré a verlos.

—Bien.

Un suspiro de YunHo y ChangMin sintió que el brazo sobre su pecho perdió seguridad.

—Iremos primero a ver a los míos, y luego compraremos un pastel con decorativos navideños y visitaremos a los tuyos—puntualizó, apretando entre una de sus manos la mano de YunHo que aún estaba sobre su pecho, pero insegura.

ChangMin no tuvo que ver la sonrisa en el rostro del hombre mayor. Sabía que estaba allí sin lugar a dudas, y que la inseguridad y la incertidumbre se habían ido.

—Si—asintió YunHo, y ChangMin le besó en los labios antes de recargar su cabeza sobre la del mayor.

—Ahora duerme un poco, mi amor.

YunHo apretó ambos labios para no reír, sin embargo su corazón latió muy fuerte.

Muy, muy fuerte, que le sorprendería que ChangMin no lo haya escuchado.

—Si…igual tú.

YunHo ni advirtió la sonrisa divertida que apareció en los labios de ChangMin, aún cuando sus ojos estaban cerrados.

Hacer de tu mejor amigo tu novio conociendo todo de él, sonaba bastante divertido.

Bastante.

Tengo muchas cosas en la cabeza que me gustaría escribir.

Esta no era una de ellas, ya que ni siquiera es una idea.

He estado inmersa en la búsqueda de mí misma últimamente, y por alguna razón eso implicó también el que me sea más difícil escribir.

No lo sé. Espero que esto pase pronto porque ya estoy de vacaciones y sería genial escribir muchas de las ideas que tengo en mente.

Saludos. Espero que Diciembre los esté tratando amablemente.