— ¿Cuál
es el título? —cuestionó Shim, golpeando las hojas contra el escritorio para
acomodarlas.
YunHo
dio vuelta a la piruleta dentro de su boca.
—No lo
sé. Sólo recuerdo el nombre de la protagonista. Se llamaba Liesel.
ChangMin
asintió.
—Voy a
buscarlo por ti—se levantó de su asiento y tomó su abrigo.
— ¿Eh?,
no, no quiero que te molestes.
—Tonto—refutó
Shim— ¿crees que haría algo por ti si me causará una molestia?
YunHo
sonrió.
—Gracias.
ChangMin
salió, y YunHo dio por entendido que el día laboral había terminado. Se suponía
que debía quedarse y escribir al menos medio capítulo más del libro próximo a
publicar pero…un parque de atracciones había sido abierto hace poco. Hace mucho
que no iba a alguno, desde que tenía quince años, más o menos. Desde eso habían
pasado ya doce años, lo cual sonaba triste, ¿no debería el ser humano promedio
visitar un parque de atracciones al menos cada tres años?
Con
aspecto inocente pero una mente llena de pensamientos malvados, salió de la
oficina y montó su carro, manejando pronto lejos del trabajo y cerca de la
diversión.
Shim
abrió la oficina, la oficina que fue suya por largo tiempo. Su hijo no estaba.
Se
sentó en la silla grande, giratoria de piel que había mandado hacer veinte años
atrás, cómoda cómo siempre, esperando un ocupante.
Con
dedos distraídos abrió el cajón derecho del escritorio, dos hileras de hojas
fueron descubiertas. Una, con letra garabateada anunciaba
<<Editadas>>, la otra <<Publicadas>>.
Aquello
le pareció extraño, y la curiosidad atenazó fuerte en su interior.
Sacó
ambas pilas de papel, y comenzó a revisar.
—La ladrona de libros, ¡claro!,
maldición, no puedo creer que no pueda recordarlo. Ese estúpido de
YunHo…—ChangMin notó las luces de su oficina prendidas, lo cual lo sorprendió,
creyó que YunHo ya estaría en casa, teniendo una noche de películas con ese ridículo
gato suyo de nombre Bambi. Abrió la puerta y estaba listo para lanzar un
comentario sarcástico cuándo notó a su padre, con los lentes de leer puestos,
absorto en hojas impresas que casi pudo reconocer.
El
hombre mayor al percibir su presencia, se enderezó, sacó los lentes de armazón
grueso y habló, con un tono pesado, cansado, decepcionado.
—Así
que esto haces.
Los
labios de ChangMin se separaron, cayendo en reconocimiento. Reconociendo,
sabiendo de más lo que las hojas vertidas sobre el escritorio decían. Y lo que
no.
Se
preparó.
—Con
toda razón este niño no ha salido de aquí—las hojas seguían regadas,
desordenadas sobre el escritorio de una manera que ChangMin jamás permitiría si
la situación fuera diferente. Pero no lo era. Su padre calló por unos minutos
antes de continuar—cuándo YunHo llegó aquí, fui yo quién edito su primer
novela, creí que sería cuestión de dos libros más para que obtuviera un
reconocimiento palpable. No era algo difícil, sus libros son concisos y es
fácil editarlos, deje todo en tus manos y… ¿por qué haces esto ChangMin?, ¿lo
odias a él—ChangMin miró a su padre, a los ojos, cómo pocas veces lo hacía—o me
odias a mí?
ChangMin
bajó la mirada.
—No es
nada de eso, padre.
—Entonces
dime que es. Quiero entender, no quiero pensar que haces cosas así por ninguna
razón.
ChangMin
respiró profundamente, sintiendo el aire pesado y difícil de introducir al
cuerpo. Miró hacia el lado lateral izquierdo, al mueble lleno de los libros
publicados de YunHo. Pero él sabía que esos no eran todos.
—YunHo
era un escritor independiente. Y yo…—apretó los labios, sintiendo sus palabras
ridículas, sabía de más los acontecimientos vividos, pero si los ponía en
palabras sonaba todo tan estúpido. —Me encantaron sus libros, padre. Por eso lo
busqué y ofrecí tu editorial. Pero cuando supe que si lo dejaba brillar él
pronto se iría, yo…
ChangMin
buscó continuar. Con desesperación lo intentó, de verdad, de verdad lo intentó.
Pero no pudo. Su corazón palpitaba bravamente en su pecho, casi haciendo
emerger el pecho de ChangMin fuera de su contorno.
El
señor ChaSung suspiró, apiadándose de su hijo.
—Entiendo.
Lo entiendo, hijo.
ChangMin
no alzó la mirada, y nadie más habló.
—Deberías
mandar a revisar la cafetera, está muy lenta últimamente…—YunHo detuvo su
palabrería cuándo reconoció el rostro maduro de Shim ChaSung sentado en el
sillón de ChangMin—ah, buenos días.
—Buenos
días, YunHo.
— ¿ChangMin
ya no va a ser mi editor?
El
señor Shim negó, con suavidad.
—Yo
quería que él tuviera más tiempo para revisar el trabajo de los demás
escritores y editores, y tus libros YunHo, son buenos, fáciles de corregir por
sus pequeñeces, hasta el punto en que un vejete cómo yo puede hacerlo—ChaSung
dio a YunHo una sonrisa—ChangMin iba avanzado en la revisión de tu reciente
manuscrito, pero yo empezare a revisar desde el inicio, ¿no tienes ningún
inconveniente?
YunHo
negó dos veces, con una sonrisa vacilante en el rostro.
—Bueno,
entonces comencemos.
YunHo
asintió, miró a su café y luego incluso de media hora, no fue capaz de
terminárselo.
ChangMin
apretó el botón y la cafetera comenzó a trabajar. Últimamente su consumo de
café iba en aumento, a pesar de que su trabajo era menos que antes.
La máquina
se tardó una eternidad en terminar la tarea y ChangMin chistó, fastidiado.
—Debo
hacer que revisen esta cosa—se quejó.
— ¿Tuvo
tan buen recibimiento? —preguntó KyuSoo, apenas pocos pasos lejos de ChangMin,
con destino a la tan solicitada cafetera.
—Si. Ha
estado yendo de entrevista en entrevista, aunque es bueno hablando, el nido que
tiene por cabello roba más la atención que sus palabras—ambos hombres rieron—el
señor Shim debería decirle que se corte el pelo.
Al oír
la mención de su padre, ChangMin se volvió hacia sus empleados.
— ¿Quién
debe cortarse el pelo? —preguntó a Lawrence, luego de un segundo de deducción,
añadió, no sin ganas de que no fuera cierto: — ¿YunHo?
Lawrence
asintió, sonriendo.
— ¿No
crees que no luce muy intelectual con su cabello así?, es un chico guapo,
debería sacar provecho de eso. Pocos escritores tienen una cara cómo la suya.
El
señor KyuSoo asintió en acuerdo. ChangMin sin embargo chasqueó los dientes, en molestia.
— ¿Qué
es él?, ¿un modelo?, ¿por qué necesitaría lucir apuesto? —además, su peinado idiota luce tierno—no
confundan las cosas.
ChangMin
se alejó de los dos hombres, quienes a pesar de saber que su jefe no era la
cantidad exacta de miel sobre hojuelas, se sorprendieron con su respuesta.
—Pero
podría atraer más público femenino y vender más…—masculló débilmente Lawrence,
sin mucha intención de cambiar su inofensiva opinión.
— ¡Que
no! —bramó ChangMin, ya lejos del lugar.
—Ash,
HyukJae es realmente lento en editar—se quejó ChangMin en voz alta, dentro de
su nueva oficina. Su oficina estaba lejos de la de su padre, así que no solía
encontrarse con YunHo ya que el único punto en común que podrían tener era la
cafetera —ahora reparada y rápida en su tarea—, y ChangMin había estado yendo
seguido pero en ninguna ocasión se había topado con el niño del 86 con
problemas de consumo excesivo de cafeína.
El tono
corto y fuerte de su celular anunciando un nuevo mensaje cortó el repentino
silencio del que era presa, con una mano alcanzó el aparato y deslizó el dedo
por la pantalla para descubrir el texto.
De: Padre.
Voy a
salir, por favor encárgate de cerrar.
ChangMin
cerró el mensaje y bloqueó el celular sin hacer mucho más, hasta que reparó en
que, tal vez vería a YunHo a la salida, si es que Jung no había hecho otra de
sus huidas a media jornada de trabajo.
La
emoción llegó rápida al que tal vez sería un encuentro pero la empujó lejos,
siguiendo con su trabajo.
Cuándo
el reloj indicó las siete, ChangMin se levantó con premura de su asiento.
Recorrió los pasillos ya solitarios debido a que los colegas si terminaban el
trabajo temprano, podían irse a casa, cuándo llegó al pasillo de la oficina de
su padre, la luz estaba prendida. El haz luminoso y pequeño teñía una pequeña
parte del piso bajo la puerta. El hecho de que sólo podrían ser su padre o
YunHo era por mucho sorprendente. Era más factible que su padre hubiera
regresado a que YunHo obedientemente se haya quedado a cumplir sus horas
laborales alabadas por contrato.
Cuándo
abrió la puerta, YunHo no lo miró. Estaba enfrascado en su computador,
tecleando con rapidez.
— ¿Una
nueva novela? —preguntó, sacando de su estupor al otro.
Los
ojos pequeños de YunHo se volvieron por segundos dos grandes círculos
sorprendidos, luego se calmó y siguió su trabajo.
—Si.
A
ChangMin le extrañó que tuviera tan poco para decir, pero lo dejó ser. Se sentó
en la orilla del escritorio, con el muslo al lado del ordenador portátil de
YunHo.
— ¿Cómo
es que ahora eres tan obediente? —usó un tono sospechoso, divirtiéndose con la
situación que creyó nunca iba a ver—cuándo yo te decía que avanzaras en la
novela, nunca me hacías caso. ¿Por qué a mi padre si?
—Tu
padre es una persona mayor, ChangMin—contestó Jung, cómo si no fuera obvio.
— ¿Así
que tú no me obedecías porque soy menor que tú?
YunHo
iba a contestar, pero se detuvo y en su lugar atacó;
—Como
sea, ¿qué haces aquí?, ya es la hora de salida.
ChangMin
se levantó y dejó caer las llaves del edificio sobre el escritorio.
—Cierra
bien—YunHo asintió y siguió con su trabajo. ChangMin, incorporado bien en su gran
altura, miró hacia abajo—y no trabajes hasta muy tarde.
YunHo
volvió a asentir, sorprendido. Antes de salir, ChangMin se volvió, luego de
hacer un gesto que indicaba que había recordado algo importante.
— ¡Ah!
y YunHo—dijo, para llamar su atención—si te piden que te cortes el pelo, no lo
hagas.
ChangMin
salió de la habitación y YunHo se permitió fruncir el ceño.
—YunHo
obtuvo muy buenas críticas y el primer tiraje de su nueva novela será aumentada
con 5,000 impresos más. ¿No estás feliz por él? —ChaSung dijo, buscando una
conversación casual mientras ambos, padre e hijo, cortaban los pedazos grandes
de carne en sus platos.
ChangMin
cortó un pedazo y se lo metió a la boca.
—Estamos
en casa padre, no quiero hablar de cosas de oficina—comió otro pedazo, seguro
de haber zanjado la conversación.
— ¿YunHo
es un tema de oficina? —pero no era así. ChaSung detuvo sus acciones, limpió su
boca con la servilleta blanca y grande, y lanzó un suspiro—perdona hijo, no
creí que para ti lo fuera.
ChangMin
estuvo tentado a dejar ir las cosas cómo iban, pero rendido, bajó los cubiertos
y masajeó su entrecejo.
—Sabes
que no lo es. Sólo no quiero hablar de él, porque sé que pronto le irá tan
bien, que no lo veré a menos que haga una rueda de prensa y nos invite.
—A eso
es a lo que voy—declaró ChaSung, alertando a ChangMin—por eso quiero hablarte
de él—ChangMin
sintió pesado el corazón de inmediato, lo que su padre quería decir tal vez,
sólo tal vez, en un mar de posibilidades muy pequeño, no era lo que pensaba.
—Recibió una oferta de trabajo en Skills. Es buena. Ellos quieren reclutarlo por
contrato por cinco años. Es una gran oportunidad.
ChangMin
se reclinó hacia atrás, golpeando su espalda contra el respaldo de la silla.
— ¿Ya
aceptó? —cuestionó, con el hilillo de una voz debilitada, torpe y patética.
—No.
Aún no—ChaSung se reclinó hacia atrás de forma relajada, completamente
diferente de cómo lo hubiera hecho su hijo—pero va a hacerlo. Va a aceptar. De
eso me encargo yo—ChaSung sonrió ligeramente y se levantó de su asiento a pesar
de haber comido apenas dos bocados, dejando a ChangMin solo, lleno de
pensamientos que a la vez, resultaban vacíos.
Ay changmin ,por que no solo aceptas que te preocupas por bunny , jajaj , incluso se puso celoso , :P ! ( no quiere que otras personas miren a su amor xD ) !!!
ResponderEliminar