— ¿Qué
piensa? —preguntó, con un temor entusiasta que demostraba su poca experiencia.
ChangMin
hojeó el manuscrito una vez más, de forma descuidada. Al fin emitió su opinión.
—Es
bueno—el poco experimentado escritor hizo una señal de victoria—pero tiene que
ser pulido. ¿No tienes problemas con que sufra diversas modificaciones?,
además, creo que el nombre del protagonista, “Yi Xing”, no es muy apropiado.
El
chico iba a responder cuándo alguien llamó con dos toques a la puerta.
—Pase.
Esta se
abrió, y un YunHo con el cabello recortado y sin lentes, se introdujo a la
oficina. ChangMin se quedó boquiabierto, completamente en blanco por unos
segundos hasta que pudo volver en sí, e indicar al prospecto a escritor que
saliera un momento. El chico se levantó de su asiento y antes de salir extendió
la mano a YunHo.
—Mucho
gusto, soy Lay—se presentó, con una jovial sonrisa—muchas felicidades por tu
oferta en Skills, he seguido tu trabajo y creo que
es excepcional—YunHo regresó el apretón de manos y agradeció el interés, el
chico se volvió—con permiso—antes de salir y dejarlos solos.
— ¿Necesitas
ayuda para empacar?
YunHo
negó, con ligereza, sin la entusiasta emoción infantil que usualmente mostraba.
Se sentó de espaldas a ChangMin, sobre la silla de la izquierda —la derecha no,
jamás—, y miró la puerta cerrada con nostalgia.
—Nunca,
desde que llegué aquí, había tocado la puerta de tu oficina para pedir permiso
para pasar—soltó, sonando tan nostálgico y viejo con aquello que ChangMin alzó
las cejas y fue a sentarse a su lado, a la derecha, sobre la vieja silla
rechazada siempre por YunHo.
Estaban
en la antes oficina de ChaSung, ahora ya completamente de ChangMin. Porque
luego de que YunHo obtuvo su oferta, ChaSung dijo que no tenía nada más que
hacer en la empresa y devolvió a ChangMin su oficina. La oficina que ambos
siempre ocuparon cuándo eran escritor-editor.
— ¿Te
está dando la nostalgia de partida o algo así?
YunHo
no respondió, volteó y buscó mirar directamente hacia ChangMin, a los ojos. El
silencio estuvo presente por un rato, hasta que Jung, sin quitar sus ojos
cansados de los ojos de Shim, confesó, quedamente, casi tímido, como si fuera y
no fuera a la vez, fácil revelarlo.
—Ya sé lo
que hacías.
El
corazón de ChangMin fue apresado en sorpresa, sintiéndose pesado, triste,
atrapado en su travesura. Pero no quiso darle pistas, o hacerse descubrir.
— ¿De qué
hablas? —preguntó, sonando vacilante.
YunHo
miró sus manos, tomó aire, y siguió su pasiva acusación.
—Sé que
me boicoteabas, por decirlo así. Sé que quitabas las mejores partes de mis
novelas, y sé que no buscabas tanta promoción para mí. Sé todo eso.
ChangMin
sintió algo indescriptible al oír aquello de la boca de YunHo, que había sido
siempre dulce para con él. Pero no quería que sus motivos fueran
malinterpretados.
— ¿Sabes
por qué lo hice? —inquirió con voz tranquila, mirándolo a los ojos.
—ChaSung
dijo que no eres un mal chico—explicó a su vez Jung—y yo también lo pienso. Por
eso vine aquí, quiero que me digas tus razones. Y las creeré.
ChangMin
abrió la boca, separó los labios y los volvió a juntar, su corazón latía con
fuerza siendo bañado en descubrimiento.
Había
llegado la hora.
—No
quería que te fueras. No
quiero que te vayas.
Eres excelente, cualquier gran editorial querría tenerte, si dejaba que
brillaras, te irías. Esta es una editorial pequeña, ¿qué futuro podría haber
aquí para ti?, egoístamente quise que te quedaras, aun cuando el precio era
desprestigiar tu trabajo…y hacerte sentir cómo si no fueras lo suficientemente
bueno.
Sintiendo
la falta de oxígeno por buscar hablar tan rápido, ChangMin se detuvo y esperó,
mientras respiraba rápidamente.
YunHo
no respondió.
Pasado
un rato, se levantó de su asiento y dirigió una mirada a ChangMin.
—Gracias
por ser honesto conmigo.
La
puerta se abrió, y se cerró. YunHo salió.
Y
ChangMin se quedó allí, con todas las palabras que siempre había querido decir,
allí, tiradas sobre el piso.
Ya
dichas, pero, —por alguna razón—, inútiles.
ChangMin
abrió la puerta de su oficina, el edificio había sido abierto por el portero,
quién dijo que un empleado había llegado antes. ChangMin dejó el saco en el
perchero, se sentó sobre la silla giratoria y prendió el ordenador de mesa.
—Diablos,
la cafetera se dañó otra vez, ¿dónde la compraste ChangMin?
—Estaba
de oferta en eBay… ¡¿eh?! —ChangMin se hizo para
atrás, consecuentando que su silla fuese más allá y lo dejara caer sobre el
piso— ¡¿qué haces aquí?!
YunHo
lo miró con desaprobación, para luego sonreírle a todo lo que su gracilidad le
permitía.
—Esa no
es forma de saludar a tu colega, Shim. Es temprano, así que buenos días—YunHo
se sentó en su silla —izquierda, izquierda—, extendió un vaso de café a
ChangMin y tomó un sorbo del suyo—siempre supe que esa cafetera había sido una
descuidada inversión tuya. Por eso es tan mala.
ChangMin,
sin entender nada pero con un café negro humeante cerca de la cara, sonrió,
relajándose, mientras se levantaba del piso.
—Pero
fue realmente una ganga. Dos dólares más y…
—No
quiero escucharte. Respecto al café nunca se debe ser tacaño.
ChangMin
sonrió, haciendo un ruido nasal que YunHo encontró adorable. Pasados unos
minutos de cómodo silencio, ChangMin preguntó a YunHo, izando en una de sus
manos el manuscrito de su actual novela a editar.
— ¿En qué
parte…se quedó mi padre?
YunHo
sonrió, jugueteando el vaso entre los dedos.
—Capítulo
diez.
Habían
trascurrido dos semanas, y ChangMin aún no había preguntado nada. Así que una
tarde, con los colegas haciendo ruido laboral tranquilo cómo un motor
descansando, YunHo se sentó por primera vez en la silla derecha y la arrastró
hasta estar al lado de ChangMin.
—Esta
es la razón—comenzó, notando que ChangMin le había otorgado su atención desde
que lo vio sentarse en la silla equivocada—creí entender tus razones, así que
luego de saber lo que hacías, realmente no quería irme. Pero el señor ChaSung
no quería que me quedará, porque pensó que esa sólo sería una mala decisión en
un futuro. Pero yo supliqué y, sinceramente, prefiero quedarme aquí y hacer de
una editorial pequeña algo grande, en lugar de hacer aún más grande un lugar
que está bien sin crecer.
ChangMin
lo miró, con expresión relajada sin pedir nada más de la narración.
— ¿No
soy genial? —y cuándo YunHo preguntó aquello, Shim por fin cayó.
Sonrió
de forma brillante, bajando los ojos para ocultar su brillo.
—Eres
idiota.
YunHo
aceptó el apelativo grosero de buena gana y se levantó, buscando acomodar la
silla <<equivocada>> de vuelta a su sitio.
— ¿Cómo
lo hiciste?
— ¿Eh?
— ¿Cómo
convenciste a mi padre?
Ya
sentado sobre su silla correspondiente, YunHo subió los pies a un extremo del
escritorio de ChangMin y contestó.
—Me
hizo prometer que me cortaría el pelo y usaría pupilentes en lugar de lentes de
armazón. Así me dejaría quedarme.
— ¿Y
eso con qué fin?
—Dijo
que mi apariencia puede ayudar a mis ventas, eso es todo.
ChangMin
chistó, enojado de pronto.
—Ni se
te ocurra usar una imagen coqueta, serás un ice prince.
— ¿Eh?,
¡pero quiero sonreír!
ChangMin
movió la cabeza a los lados, en una poderosa negativa.
— ¡He
dicho que no!
Oww, fue triste al principio , ny bunny se estaba iendo lejos, de la vida de Chamin , y chamin todo :( , pero me encanto el final del capitulo changmmin ya lo dmuestra abiertamente Yah ! hasta que por fin xD , hermoso hermoso ♥
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